No sé si habéis probado alguna vez un crumble de manzana y frutos del bosque… o ni siquiera si habéis probado un crumble de verdad. Muchas veces llaman crumble a simples tartaletas con un «crumble» por encima y algo parecido a fruta por algún lado. La verdad es que que la palabra «crumble» se refiera realmente a esa crosta algo crujiente y grumosa a base de mantequilla, harina y azúcar, pero cuando yo me refiero a un CRUMBLE, me refiero este postre tan especial del Reino Unido.
Yo lo descubrí en mi primer trabajo como Comiss Chef en un hotel en Inglaterra. Ver la cantidad de postres que se comían calientes o templados, abrió mi mente por completo. El crumble suele formar parte de las «comfort food» o comida confortable. Digamos que se trata de ese tipo de comidas que te caen de maravilla y que normalmente prepara tu madre o tu abuela. Esas son el equivalente al «comfort food» en Reino Unido.
Normalmente se le suele atribuir la mala fama de la cocina rápida, hamburguesas y demás al Reino Unido, pero la verdad es que yo he encontrado muchas recetas tradicionales, dulces y saladas que me encantan y que son dignas de apreciar. Por nombraros algunas, os diré que me gusta mucho el Fish Pie (pastel de pescado con bacalo ahumado y salmón), las sweet potatoe fries (batata a modo de patata frita) o el impresionante Baked Alaska (helado cubierto de bizcocho y merengue a modo de tarta, que se sirve con un licor en llamas ¡todo un espectáculo!)
En este caso, centrémonos en una de las especialidades dulces de esta tierra. El crumble siempre contiene manzana en la base y su crosta por encima. Normalmente se le añade alguna fruta más especial para mejorar el sabor, los más comunes que he visto son con ciruela, fresas e incluso ruibarbo, muy común por aquí. Debo mencionar que es bastante importante usar una manzana adecuada para cocinar, una vez lo hice con manzana golden y no quedé muy contenta con el resultado. Las manzanas con mucho jugo suelen perder todo el agua y quedan reducidas a casi nada. La más usada es la tipo braeburn, pero cualquier otra manzana buena para asar o cocer puede quedar bien.
El crumble suele tomarse templado, con una especie de natillas más bien líquidas o crema y con una buela bola de helado de vainilla. El contraste entre el caliente y el frío os aseguro que os encantará. Además es muy fácil de hacer, rápido y económico. Ahora que empiezan a llegar los días fríos por Londres… ¡os animo a probarlo sin duda!
Tiempo necesario: 1 hora y 30 minutos
El tiempo de preparación es realmente rápido, lo que necesita más tiempo es el tiempo de horneado. Lo más importante es que la fruta caramelice en el horno y se evapore bastante agua. Si decidís hacer más cantidad, habrá que aumentar el tiempo de horneado. Para hacer otras cantidades de crumble, una regla básica es usar igual cantidad de mantequilla y azúcar, y el doble de una de ellas de harina.
Pelamos, descorazonamos las manzanas y las cortamos en gajos. Podemos usar cualquier otro tipo de fruta adicional como ciruelas, plátano (y chocolate… ¡espectacular!), fresas etc. Yo he usado frutos del bosque que tenía congelados. Si los usáis congelados, mejor descongelarlos antes de usarlos. Mezclamos toda la fruta con la canela (opcional) y el azúcar y lo dejamos a parte. También puedes añadir un chorrito de jugo de limón si te apete añadir un poco de acidez.
El crumble es la crosta que colocaremos por encima de la fruta como ya os he mencionado. Se hace fácilmente mezclando la harina, la mantequilla en dados y el azúcar. Debemos desmenuzar bien la mantequilla con la harina sin crear una masa. Queremos que quede bastante arenoso. Usar mantequilla fría ayudará.
Untamos con un poco de mantequilla al molde que vayamos a usar. Se trata de un postre para comer con cuchara. Una fuente normal para horno os podrá servir.
Introducimos la fruta en la fuente de horno y colocamos el crumble por encima. Podemos presionar un poco para cubrir toda la fruta y así crear una crosta algo más crujiente en algunas zonas. Horneamos a 180ºC durante 1h. o hasta que veamos que el jugo de la fruta sale por los bordes creando una especie de mermelada. El crumble debe estar doradito por encima.
Así de fácil tendréis un postre exquisito con mucha fruta y riquísimo para el otoño o el invierno. Un buen cuenco de crumble de manzana y frutos del bosque, templadito y con su helado por encima es inigualable para sentarte a ver una película en una tarde de domingo. Espero que lo probéis y que me contéis qué os ha parecido. ¡Recordad que las variaciones son ilimitadas!
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